¿Es el Valle del Guadalquivir un callejón de tornados?
- Juan Antonio
- 30 may 2016
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Viendo este mapa de SINOBAS (sistema de notificación de observaciones altomosféricas singulares) de la AEMET, podemos comprobar que 2/3 de los tornados y tubas que han ocurrido en Andalucía desde el 2005 hasta la actualidad han tenido lugar en el entorno del Golfo de Cádiz y el Valle del Guadalquivir.
Por tanto, cabe preguntarse si nuestra zona podría ser un callejón de tornados (término que se usa en EEUU para designar al conjunto de estados donde son frecuentes estos fenómenos). Para ello recurrimos al trabajo elaborado y publicado por AEMET en 2015 titulado Climatología de tornados en España peninsular y Baleares.
En España son relativamente frecuentes los tornados invernales, particularmente en la vertiente Atlántica, y sobre todo cerca del litoral del Golfo de Cádiz, Estrecho y, en menor medida, Galicia. En otras zonas del mundo con características climáticas similares, como California o el sur de Australia, se da la misma circunstancia.
Las situaciones sinópticas en que se producen tornados suelen estar asociadas a profundas borrascas Atlánticas que pueden tener reflejo en todos los niveles de la troposfera. Estas estructuras sinópticas proporcionan condiciones favorables para la ocurrencia de tornados. En ocasiones producen condiciones de inestabilidad débil y valores destacables de cizalladura, condiciones similares, por ejemplo, a las que provocan tornados en bandas exteriores de ciclones tropicales. A veces las condiciones de cizalladura y flotabilidad conducen a la aparición de sistemas convectivos cuasilineales capaces también de generar tornados. Otras veces, el aire frío en altura produce grandes diferencias térmicas entre la superficie (particularmente la marina) y niveles medios de la troposfera, lo que unido a la presencia de líneas de convergencia o simplemente la existencia de una fuerte vorticidad cerca del centro de la baja en superficie, favorece la formación de trombas marinas y tornados terrestres (en este caso similares a los landspouts de EEUU).

Entre los meses de noviembre y febrero, el chorro polar desciende de latitud, siendo frecuente que discurra por el sur de la Península Ibérica, acompañado en niveles bajos por borrascas más o menos profundas y en niveles medios por bolsas de aire relativamente frío. Este aire frío de niveles medios de la troposfera se superpone a un mar relativamente cálido durante todo el invierno, sobre todo en el Golfo de Cádiz. Es relativamente frecuente además que estas borrascas Atlánticas induzcan la formación de un chorro del suroeste en niveles bajos, cálido y húmedo, procedente en ocasiones de latitudes tropicales o subtropicales, y que en todo caso advecta una capa de aire marítimo, más cálida, hacia el interior del suroeste de la Península, aumentando la inestabilidad en niveles bajos. Con estas situaciones es frecuente que la convección esté presente en el oeste peninsular aún en la estación fría, y que incluso el máximo mensual de días de tormenta en capitales como Cádiz o Huelva se localice en los meses de diciembre y enero. Esta convección suele producirse además en entornos de muy elevada cizalladura, debido a la presencia del chorro en niveles altos. Incluso en niveles bajos, la advección cálida de procedencia marítima en la parte delantera de las vaguadas favorece el giro de los vientos (“veering”), a componente sur e incluso en ocasiones sureste, aumentando de ese modo la cizalladura en niveles bajos y alcanzándose muy destacables valores de helicidad.
En definitiva, las situaciones Atlánticas son responsables de gran parte de los tornados de estación fría en España, cuya máxima ocurrencia se da en Galicia, Extremadura y Andalucía (sobre todo en el litoral y Valle del Guadalquivir).
Fuente: Riesco Martín J. y colabos. (2015). Climatología de tornados en España peninsular y Baleares. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Agencia Estatal de Meteorología. Madrid.
Fotografías: sinobas.aemet.es
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